domingo, 24 de abril de 2011

Gustos gastronómicos encontrados

Pertenecemos a un entorno al que nos gusta comer y beber bien, más que a un tonto una tiza y, afortunadamente a día de hoy, nos podemos permitir darnos algún que otro “homenaje”, aunque a veces llamemos homenaje más al hacer acto de presencia en el restaurante que en el verdadero disfrute de la jornada.

Sin embargo, existen numerosas ocasiones, como en todo, en las que los gustos de unos y otros chocan. Desde mi punto de vista, los homenajes gastronómicos de los que hablo deben realizarse de forma espaciada, para permitir a nuestro estómago -y la cartera- recuperarse del tembleque que le entra. Hay que permitir que el paladar y el estómago se recuperen y no pierdan el placer de la degustación, puesto que si se cae en la rutina de homenajearse continuamente, llega un momento en que se pueda llegar a acabar hastiado. Y de lo que se trata es de disfrutar del placer de la buena mesa, no de relatar nuestras aventuras gastronómicas, como si fueran muescas en la pistola.

En ocasiones se sufre de la intolerancia gastronómica. Suele ocurrir que en las jornadas que se organicen hay que aprovechar el conocimiento y la experiencia de otros para enriquecer la nuestra propia, pero aparece algún elemento discordante -ajeno o propio al grupo-, que hace uso de un cierto fundamentalismo, como cuenta el blog del marketing, donde impongan su criterio al de los demás, sin tener en cuenta que lo que puede ser bueno para uno no tiene por qué serlo para los demás.

También existe el defecto de pensar que los platos y vinos más caros son, por fuerza, los mejores, error de bulto que se comete continuamente a la hora de elegir el menú (ver nota 1), en vez de dejarse llevar por la apetencia del momento, alguno se deja llevar por la supuesta valoración calidad-precio.

(Nota 1: es de todos sabido que los precios también parece que van en consonancia con la longitud del nombre del plato, hay que hacer ingeniería lingüística para llamar un entrecot con guarnición, con veinte palabras, rico está, pero…)

Es necesario alternar los tipos de cocina, no todo debe ser “haute cocine”, porque quién no disfruta de un buen huevo frito casero. Alternar comidas caseras, tengamos o no la suerte de tener un/a buen/a cocinero/a a mano, enriquecerá nuestro disfrute de nuestro placer en la buena mesa al permitirnos descansar de tanto homenaje.

domingo, 17 de abril de 2011

El uso (útil) de las herramientas online

Hay cuatro tipos de información, formadas por la combinación del binomio utilidad-precio, la barata-útil, la barata-inútil, la cara-útil y, por último, la cara e inútil. Por norma, la información que hay en internet es barata y tendente a la inutilidad, aparte de excesiva.

Las aplicaciones que se tienen que utilizar son aquéllas que nos sirvan de algo, sin embargo, esta utilidad viene definida por el criterio del usuario más que por su utilidad en sí. Sólo es útil para el que sepa sacarle partido.

Desde mi desconocimiento del conjunto de aplicaciones que existen, al menos, tengo el conocimiento práctico de la experiencia en la participación en algún que otro programa online. El primero que viene a la cabeza es el archiconocido Facebook, los programas de mensajería interna, foros de golf. Aplicaciones dirigidas todas ellas al intercambio de información y al contacto interpersonal.

Todo este trasteo, me ha permitido sacar alguna que otra conclusión, entre las que apunto:

1) La pasión que tienen algunos por retransmitir su vida de forma pública y sin ningún tipo de pudor. Traduciendo, Facebook. El caso más común es que fulanito , en un momento de “debilidad” o aburrimiento total, en el que no sabe cómo distraer la única neurona útil que le quede libre, nos indica que el arroz que estaba cocinando se le ha quemado. Este sujeto se debe pensar que no podemos vivir sin sus “aventuras” culinarias.

2) Como decía antes, hay que usar la información que de verdad nos sirva y utilizar la aplicación oportuna. En muchos casos no son más que aceleradores de búsqueda o accesos directos a esa información, caso típico es la información meteorológica o del estado del tráfico.

3) Tener amistades virtuosas, aunque el fulanito de antes nos diga ahora que se acaba de pimplar un kilo de pan, otras veces este fulanito y algún que otro más, nos sirven de punto de contacto para acceder a nuevo conocimiento. Dado que la producción de la información alcanza volúmenes por encima de la capacidad humana para procesarla, no nos queda más remedio que establecernos nuestros propios filtros humanos, donde es fundamental nuestra credibilidad en el criterio ajeno, para poder discernir entre la información que nos es útil e inútil.

4) No a las amistades virtuales. Uno de los riesgos de tanto Messenger, facebooks y correos es que proliferan una cantidad de “amistades” virtuales que, a diferencia que las virtuosas, no suelen servir para nada. Salvo en situaciones de distancias insalvables es siempre necesario el contacto humano, lo demás son idioteces.

De todas formas, es necesario saber y estar al día de las aplicaciones, para no quedarse anquilosado, por mi parte me acabo de abrir una cuenta en Twitter.

domingo, 10 de abril de 2011

Enseñanzas de una tapa de inodoro

Hará ya unos seis meses entré a formar parte del selecto club de los Rompetapas. Del uso y de puro vieja se rompieron las bisagras, primero una y luego otra, y ahí he estado todo este tiempo con el dichoso asunto.

Lección 1. De cualquier cosa se saca una conclusión.

Y es totalmente cierto, siendo el excusado, un elemento fundamental de la vivienda, hay que ver hasta qué punto pueden llegar las cosas que hasta la tapa del inodoro nos pueda enseñar algo. Y no hablo de la cultura del cuarto de baño que algunos adquieren para jugar al Trivial.

Lección 2. La concepción que tenemos los hombres de la “decoración” de la casa es distinta que la de las mujeres.

Vivir medio año en esta situación no ha supuesto ningún quebradero de cabeza, salvo algún que otro deslizamiento peligroso, podría convivir, yo con mi tapa, una relación de lo más cordial. El concepto que tenemos algunos del mantenimiento del orden y limpieza suele ir más orientado a los efectos prácticos que a la estética.

Lección 3. La dejadez puede eternizar la solución de un problema.

Todos sabemos que, si se nos rompe una pieza del coche, por un decir, debemos tener en cuenta la marca, el modelo e, incluso, si es de gasolina o diesel. Sin embargo, alguno puede llegar a pensar que una tapa del inodoro, es algo así como ir a comprar pan, vas a la panadería y tan pancho. Este error nos surge como consecuencia de ver el inodoro como algo estándar, algo en que nadie repara en exceso, algo de uso común y sin demasiada importancia. Sin demasiada hasta que se nos rompe la tapa, claro.

El tomarme la resolución algo a la ligera, me ha conllevado una serie de errores o cagadas (nunca mejor dicho) que se hubieran podido evitar de un solo tirón si le hubiera puesto un poco de empeño. Resolver este problema me ha llevado, gracias a esos errores, a sumergirme en el mundo del saneamiento, porque parecía que me había embarcado en los trabajos de Hércules.

Lección 4. La información es fundamental para resolver un problema y debe ser completa.

En un primer caso, me fui con lo puesto y me metí la bisagra en el bolsillo para ir a comprarla. Primera cagada, ¿de qué marca es el inodoro?.

Segunda cagada, ya con la marca en la cabeza, semanas después, me meto en otro establecimiento y pido una tapa de la marca tal (desistí de comprar las piezas), “¿cuáles son las cotas?”.

Vuelta a empezar de nuevo, tomo las cotas de la cruz del inodoro (anchoxlargo) y la distancia entre las bisagras. Tercera cagada: “¿cuál es el contorno del inodoro?”

Ya, a la desesperada, me cojo el periódico, le arranco dos hojas, las ensamblo con celo y dibujo la forma. Ahí empezamos a comparar con distintas plantillas hasta dar con el modelito en cuestión, con posterior discusión del color de las bisagras y de la tapa.

Lección 5. El I+D sin financiación no sirve para nada.

En todo este trasteo he aprendido, como decía, una barbaridad sobre saneamientos, azulejos, griferías, mamparas, jacuzzis y demás productos, y he sacado la conclusión de que el boom inmobiliario ha favorecido el desarrollo de la industria hasta extremos de rozar el paroxismo. Se ha intentado cubrir todas las necesidades de los distintos clientes potenciales en exceso, desde los más tradicionales y sobrios hasta los más modernos y, por decir algo, originales. Con decir que he llegado a ver hasta una serie de azulejos de cantos rodados de colores sobre una base resinosa, creo que está dicho todo.

Lección 6. De vez en cuando hay que darse un capricho.

En mi caso particular, he resuelto el problema a lo “grande”, una tapa con bisagras cromadas con sistema antigolpeo, un pasote, vamos, empujas la tapa y se va cerrando sola, sin dar el molesto golpe final (sistema de resorte de frenada). Ahora bien, he estado unos días que no sabía si ponerme a ver la tele o ponerme a bajar y subir la tapa.

domingo, 3 de abril de 2011

Génesis de un reventón

Lunes. Énfasis. Recuerdo a una profesora de contabilidad y a otro individuo. Ambos tenían el defecto de poner mucha pasión a todo lo que decían y, al hablar, ponían excesivo énfasis con sus correspondientes “regalitos” para el personal. En el primer caso, no era plan el ir a clase con chubasquero y paraguas para evitar los sucesivos perdigonazos con que nos obsequiaban, durante dos horas, a los que estábamos en primera fila. En el segundo, tampoco era plan el saborear la comida masticada del individuo, por mucha dorada a la espalda que tuviera en su plato. Salía uno asqueado en ambos casos.

Martes. Sobones. Los españoles, por norma, son muy tocones, excesivamente tocones, diría yo. Muchos no disciernen lo que es el umbral de la intimidad ni cuándo cruzarlo. El tener que soportar toquecitos en el hombro del primero que se presenta, aunque sea para vender unos tornillos, actitud muy juvenil e inmadura. Si es que algunos aún no se han dado cuenta de que ya no son tan jóvenes y el soportar de algún comercial, por ejemplo, el toqueteo de confianza, mirad, se lo dejo a los chimpancés.

Miércoles. Rencores. No entiendo a los rencorosos, personas que se pasan la vida tomando buena nota de los supuestos agravios sufridos, que se pasan la vida esperando el momento para hacer uso de su poder y sacar la lista de la “compra” con el detalle de esos agravios. Por mucho que digan que la venganza se sirve fría, son ganas de perder el tiempo.

Jueves. Esnobismos culinarios. El afán que tienen algunos por dar la vuelta a la tortilla y el comer en platos cuadrados y, luego, soportar la clavada por pasar hambre y asesinar el apetito es algo que tampoco entenderé. Tanto nitrógeno aplicado a las comidas, tanta tontería puesta alrededor, tanto plato para tan poca cosa, donde esté la comida tradicional que se quite lo demás.

Viernes. Pseudoempresarios. Ir a cualquier comercio de provincia puede llegar a significar a que te traten como un imbécil. Empresarios más pendientes de tratar a los clientes como borregos con el fin de facturar rápido, olvidan el trato. Personalmente, huyo de todos los comercios que me hacen esperar, comercios que no te dejan echar un vistazo para contrastar sin acercarse a dar la lata y meter su cuña publicitaria. Otros empresarios tienen más puesta la mira en el beneficio que van a conseguir con su negocio antes de saber cómo gestionar un negocio, la cuenta de la lechera.

Sábado. Colas. Me revienta aguantar colas y evito, en la medida de lo posible, todas las aglomeraciones humanas habidas y por haber, lo que no quiere decir que se meta uno en un monasterio, simplemente ignoro la mentalidad de las grandes masas y su tendencia a meterse a la vez en los mismos sitios. ¿Nadie ha pensado que Carrefour abre de diez a diez y que a las tres hay menos gente? ¿Nadie sabe lo que es la salida escalonada en la Operación Salida?.

Domingo. Y al séptimo día... reventón.