lunes, 12 de mayo de 2014

Crónica de la 101 de Ronda 2014 (manual para novatos)

Por fin, por fin llegó la fecha, la fecha que tanta conversación nos ha dado desde que el "presidente" de nuestra asociación de mtb "Mucha Arena" nos convenciera para hacer la preinscripción a la XVII de los 101 km de Ronda. Afortunadamente, tres de ellos conseguimos la tan ansiada plaza mientras que nuestro "presidente" se "equivocó" con la introducción del código y posterior bloqueo de la web (que nos ha dado, para numerosas bromas y pitorreos, pero sabemos que irá).

Ésta es una humilde crónica para aquellos que se quieran enfrentar a las grandes pruebas mtb y cuya experiencia y capacidades físicas dejen un poco que desear.

Cuando uno se plantea hacer estas cosas, lo lógico es investigar, hablar, pedir opiniones entre compañeros que ya la hayan hecho, pero, fundamentalmente, conocer sus capacidades físicas y de sufrimiento. Mi regla principal es nunca ir al ritmo que no puedo, que puede ser considerada lógica, como ya se verá algo más adelante.

En todas las salidas de entrenamiento, siempre he sido el furgón de cola, por lo menos hasta la mitad de las rutas marcadas, rutas en las que el conocimiento de las mismas ayudan a dosificar fuerzas, cosa que en la primera participación se suele desconocer, salvo que se haya hecho por la zona, cosa difícil porque hay caminos particulares que supongo que se abrirán para la prueba. Y aquí la información adquirida, no sirve pa ná, si no la vives, no la aprendes. Y que se tenga suerte de poder conseguir plaza en posteriores cientounos.

Ya hechos los entrenamientos, con mayor o mejor fortuna y distancia y al entender de cada uno, eso sí imprescindibles, el problema viene del temor a las pájaras, los calambres y los golpes de calor, por lo que hay que preparar el equipo y la bicicleta, aunque esta prueba está perfectamente organizada como para poder aligerar el camel de elementos ¿innecesarios?.

Para la bici:
- Revisión y mantenimiento previo días antes y posterior salida de prueba/estiramiento (dos días antes).
- Dos cámaras
- Parches y herramienta de cubierta.
- Herramientas.
- Bridas
- Cinta aislante (yo no llevé, pero es práctica)
- LEDs y foco (al final los tuve que usar, hay una hora de noche si se llega al límite)
- Bombín
- Eslabones

Para el sufridor:
- Bidón o bidones (al gusto)
- Camel (no el tabaco), de 2 litros.
- Almendras (250 g)
- Orejones (250 g)
- Ciruelas pasas (250 g)
- Dos sandwiches mixtos
- Dos plátanos
- 10 pastillas de sales para echar en agua
- Pañuelos de papel
- Vaselina antirrozaduras
- Vendas y gasas
- Crema solar factor 60 o más, con aplicación antes de empezar y durante la ruta.
- Muy importante: evacuar sólidos y líquidos, ejem, ejem, antes de la ruta.

Varios:
- Móvil
- Llaves
- DNI
- Dinero
- Otros gadgets a gusto del consumidor (pulsómetro, tracking, cámara...), recomendable no llevar nada de valor sin un buen anclaje o en bolsillos sin cremalleras, por los botes en los baches.
- Dejar la bici el día previo en la zona vigilada si no se consigue alojamiento en el pueblo o pedir el envío del dorsal si el desplazamiento es relativamente corto (1-2 horas).

Como habrá entendido el que esté leyendo, así a lo tonto, se mete uno cinco kilos en la espalda o casi, un leño que reduce la movilidad, aunque para paquetes, lo mismo da, igual que da lo mismo ir en una burra de tres kilos de cuadro que en un patinete (que coincidí con el usuario una veintena de los kilómetros finales).

Es un error llevar tanto peso, la comida de apoyo personal se puede reducir bastante, la organización es perfecta, dosificada. La mayor preocupación es la falta de líquido y apenas hubo un momento en que se eche en falta.

La (Mi) ruta

Llegamos tranquilamente, aparcamos con cierta fortuna cerca del campo de fútbol y montamos las bicis y revisamos un poco el equipo (cosa que ya habíamos hecho el día anterior entre risas del peso, llevé tanta comida que creo que fui el único que engordó en los 101). Fuimos dos, Miguel, mejor en forma que yo y en el campo de fútbol encontramos a Luis, otro tanto de lo mismo en cuanto a la forma.

Sin prisas, cruzamos el control inicial y nos encontramos con Luis y a esperar una hora aproximadamente. La alcaldesa y el general, dijeron unas palabras, los vivas y a empujar la bici un tramo hasta poder montar. Nada más montar eché de menos haber evacuado sólidos, pero bueno...me resultó inviable y tuve que sufrir un poco de agobio del desayuno un rato.

Ahí, en los 8 km de salida neutralizada, empiezan a adelantar los que tienen por objetivo hacer tiempo, con las primeras caídas y percances. De Luis y Miguel, no supe nada desde los primeros cien metros que empezamos a empujar, es tal empeño que ponen algunos en salir antes. Mi objetivo era llegar, vivo y sin agobios físicos.

A mi ritmo iba siendo dejado atrás, entramos ya en distintos caminos, sin apenas problemas para subir ni bajar, algún embotellamiento hasta que sufrí un pinchazo en el km 23, cosa que me descolgó definitivamente del grupo que ya se había empezado a estirar. Eso sí ya muchos de los que pasaban, atemperado el ánimo y fijado el objetivo, preguntando si estaba bien, etc.

Cambio de cámara en una media hora, me lo tomé con calma y ya me alcanzaron los primeros marchistas masculinos y la marchista que finalmente ganó la carrera, con la que fui cruzándome reiteradamente durante los siguientes 60 km.

El ser el vagón de cola o la cola de la cola tiene sus ventajas, toa la carretera para mí solo, cruzándome con marchistas y los ciclistas que, como yo, iban con percances variados.

Recordar siempre le hidratación, parando en todos los aljibes militares, en mtb hasta el cuartel los hay cada 10 km aproximadamente, cada 5 km a partir del mismo.

Una vez pasado el aljibe en el km 32 hay una bajada cómoda y una subida que, en el perfil de la ruta, se ve alta, pero aparte de alta es larga, pie a tierra y a tirar millas, para nuestro nivel no merece la pena el desgaste del intento en subirla, siempre pensando en llegar vivo y no al límite. Recomendable paradas cortas a la sombra, este año ha hecho calor extremo.

Superado el primer escollo ya es también otro tramo ligero y bastante agradable, con un repecho importante en Alcalá del Valle, creo, con una cuesta de unos 300 metros y de ahí a Setenil, los repechos que se quieran superar a gusto del sufridor de hacerlos subidos o bajados de la bicicleta (siempre pensando en el desgaste).

Leyendo foros, todo el mundo habla de que lo peor empieza en el cuartel, para mí lo peor fue desde Setenil (km 56) hasta el siguiente avituallamiento (km 63 o así), mucho calor, poca sombra y una cuesta no muy empinada como para llamarla criminal, pero muy larga, refrescándome con chorros de agua en la cara, nueva aplicación de crema solar (brazos, cara, cuello y piernas), paradas puntuales en los cuatro árboles, etc. Decir, off the record, que en Setenil ya estaba empachado de líquidos y chuches varias, que no me dejó más remedio que hacer una visita a los olivos...

Allí ya empezaba a coger ciclistas, lástima de pinchazo y a ver que las mujeres iban fuertes, pero hay que tener prudencia, en el siguiente avituallamiento ya vi las primeras fatigas ajenas y vómitos.

Pasado el km 63, ya es factible llegar al cuartel (km 75), donde recargué agua y hacia la ermita, subida interminable empujando y montando en donde lo viera factible. Pasada la ermita, que no la vi ni de reojo, llega la bajada, a tope de frenos, como para llegar al cuartel (mucho cuidado con las bajadas que allí me crucé con un caído, espero que sin excesivas consecuencias). También más tarde me enteré que Luis había roto frenos antes del cuartel, pero pudo bajarse con el susto encima nada más. Y ahí mismo, Miguel tuvo problemas de calambres (esos esfuerzos, amigo).

Bajada la ermita, un tramo muy agradable de asfalto, otro avituallamiento y a subir de nuevo en un rato. Empujando casi siempre, claro. Ya ahí se pierde la cuenta de subidas y bajadas, de si son cuatro o cinco las que se acaban superando, lo que sí llegué a la cuesta de las cabras y ahí, cuando todo parecía más cerca, me subí para ganar (¿para ganar qué?) un poco de distancia y tropecé con un pedrusco que me puso la rueda delantera hecha una ese "S", rozando el disco de freno con las pastillas en cada vuelta, a diez metros del topetazo, el caballero legionario me informa que me quedan 12 km (las ocho y media, me dije, no llego).

Nueva cuesta larga empujando, me siguen adelantando bicis y marchadores, el freno chirriando, hasta que un caminante me echó una mano (desde aquí mi agradecimiento de nuevo si me lee), y rectificamos (idea suya) como pudimos la rueda, pudiendo empujar con más facilidad, pero no arriesgué a bajar unas cuestas con baches bastante larga, por prudencia. Ya ahí fui alternando bici y empuje, hasta llegar al control del 92 a falta de 60 minutos, bajada en bici y nuevo avituallamiento en el 96 que pasé, ya que había refrescado suficiente, era ya de noche, bajada, bajada, bajada y...¡pared!, llevaba ya unos kilómetros pensando y preguntando dónde quedaba la cuesta del cachondeo, hasta que la encontré, evidentemente, la sensación es que cómo se pretende que la suba, está justo al pie de Ronda, en su base, y ves a Ronda a 150 metros de altura (que ni en ascensor, vamos), creo que llegué a la base sobre las 22:00 y mirando continuamente el reloj, hasta que llegué a zona pedaleable, hasta la bajada final por el pueblo. Terminé, pero tres minutos fuera de límite. Y bastante fresco.

Como veis, es una prueba que se puede terminar dosificándose, cuando andas ya por el km 80 o así, el mismo orgullo te hace tirar hacia adelante, mirando al suelo y echándole tripas. Una vez conocida la ruta y descansado, la intención es volver, apretar un poco más hasta el km 32, recuperar bien hasta el km 56 y a echar de nuevo valor.

Muy buena organización, muy controlado todo, mucho ánimo, muchos aplausos recibidos en mis pasos por los pueblos, muy satisfecho de terminar, aunque fuera tres minutos tarde.

Eso sí, con tantos cachivaches que llevaba encima y el continuo esfuerzo, ni una foto saqué.

Espero volver para terminar en tiempo, cuando llegas a meta dices "¡nunca más!", cuando pasan dos días "¡quiero volver!".