viernes, 31 de agosto de 2012

Confesiones literarias


El fin de semana pasado, pensando en este post y la elaboración del guión del libro, hice planes sobre el proponerme escribir un post de diez páginas, como demostración personal de que soy capaz de escribir largo y tendido de un tema, sin perder el hilo y consiguiendo mantener la atención del que me lea. Como en el momento en que estaba pensándolo me encontraba más tendido que sentado, decidí permanecer en la misma posición placentera, con la consiguiente siesta de pijama consabida.

Por ello me encuentro hoy en la misma situación de siempre (para tranquilidad de mis pocos lectores, su sufrida lectura se reduce a una página), como acostumbro, continuo con el lema de lo breve si bueno, dos veces bueno, aunque sólo sea bueno por breve, nada más. Os comento los comederos de cabeza que puede dar lugar sólo el plantear el guión de una novela, por más que sea para autoconsumo, novela al fin y al cabo. También adelanto que estoy por decantarme por dos temáticas, náutica o bélica.

Porque en esto del escribir, pienso que es algo muy personal, marcado por la imaginación, el conocimiento, la curiosidad por saber de algo nuevo y, por supuesto, las vivencias personales y el carácter de cada uno, que siempre se va a ver reflejado en todo lo que se expone, sea un post, una carta, un ensayo o una novela de autoconsumo.

En el siguiente paso que estoy dando,  lentamente, como en las carreras que me suelo dar, (dignas de calificativos de velocistas jamaicanos tan reconocidos, como la Duquesa de Alba y Manolo Caracol) es ya establecer los hilos de los ocho o diez capítulos del protagonista, el entorno en que quiero enmarcarlo y el resto…ya se irá ampliando a medida que vaya redactándolo.

Al ser novel este que escribe, no puede dejar de dudar, sobre todo en qué demonios puede inventarse y que pueda llegar a interesar, porque si es cierto lo que habla de reflejar vivencias, en la vida ha pegado un tiro y apenas su experiencia náutica es de agua dulce o marinero en tierra.

Además pienso que qué puedo contar cuando ya está todo inventado, que leyendo a los autores modernos, ve mucho de estilo barroco o rococó, que me hace considerar que mi estilo es del cocorocó.

Estas dudas me llevan a unas cuantas autoconfesiones: 
  •  ¿He hecho la mili? En mi vida he cogido un fusil.
  •  ¿He vivido aventuras náuticas? He patroneado por la Bahía de Santander y por la de Cádiz unas cuantas veces. 
  • ¿He vivido alguna aventura original? He ido a la playa mucho (ya sé, ya sé…). 
  • ¿He conocido mundo? He conocido a mucha gente, casi demasiada y no he visto más que ambiciones, bajezas y falsedades y, algunas, pocas, demasiado pocas, dignas de mención (aunque bien sabemos todos que con estas pocas suficiente).

Terminada esta ligera autoconfesión, está clara la tendencia literaria y hacia dónde orientarla, aunque dar un tono positivo ante tanto aspecto negativo que nos rodea es una tarea complicada, pero, para ello, me planteo tres cosas después de hacer el guión: disciplina, disciplina y disciplina; y, una cuarta, sólo escribir en aquellos días donde el sentarse y ponerse delante del papel no sea más que un placer, aunque sólo sea por el placer de leerme a mí mismo.