lunes, 9 de mayo de 2011

Tarde de playa

Allá por marzo, muy bien acompañado:

domingo, 1 de mayo de 2011

Reinventando el Reto

En esta semana publicamos el último post del Reto Blogger III. Teníamos, inicialmente, el tema obligado de “Inventos -no bélicos- que eliminaría” y se ha introducido la posibilidad de proponer mejoras para la próxima edición.

En este Reto que termina hemos ido alternando los temas libres y los obligados, y es curioso cómo, en numerosas ocasiones, hemos empezado los post con una introducción, cuando el tema era obligado, que se puede interpretar como una disculpa pública en el sentido “lo siento, que si escribo de esto no es porque se me haya ocurrido a mí”, aunque, en muchos casos, es solamente un punto de partida para que empiecen a fluir las ideas.

Yo, esta semana, voy a intentar hacer un mix de ambos temas.

No hay invento malo, sino uso indebido o abuso del invento. Desde la creación de la rueda, todo invento ha producido una nueva innovación paralela o evolutiva. Se podría decir que las drogas son un invento maldito, pero sin ellas no se hubiera alcanzado los niveles de remedios medicinales que existen en la actualidad. Es el abuso de las drogas lo que las convierte en aberrantes.

Luego están los inventos bélicos, aunque no nos guste mentarlos, suele ocurrir que, en las guerras, es donde la inventiva humana alcanza más altas cotas, aunque sea para espachurrar a más enemigos a la vez. Puede resultar duro decirlo, pero no por ello menos cierto. Ejemplos cercanos los tenemos en la Segunda Guerra Mundial, donde se dio inicio a la tecnología nuclear, la propulsión por chorro, el todoterreno y hasta la implementación de sistemas organizativos en el trabajo (del que, ahora, no me acuerdo el nombre).

Es por eso por lo que un invento siempre es algo útil, a pesar de que su aplicación inicial no sea la adecuada, puede llegar a servir para aplicaciones posteriores o, con las modificaciones adecuadas, den lugar a algo más práctico y cómodo de usar.

El Reto Blogger es un “invento” al que fui incorporado, con más pena que gloria inicialmente, en febrero de 2010. Para no ser repetitivo, resumo que es una competición en el que se escribe un post semanal con sus correspondientes puntuaciones, que dan lugar a un ganador final. Aficionado como he sido siempre a escribir ladrillacos varios, la novedad era exponerme a un juicio público, para escribir de temas varios sin aburrir excesivamente al personal, cosa nada fácil, no el no aburrir, sino el plasmar los temas.

El caso es que, como todo invento, tiene que evolucionar, antes de que se quede obsoleto. Tiene que evolucionar para mantener su atractivo y motivación. En los últimos tiempos, se han ido notando lo síntomas de agotamiento, del haberse convertido en una obligación añadida a las actuales y, por ese motivo, la actitud era del no quedar más remedio que rellenar el hueco de alguna manera.

Es por ello por lo que se están proponiendo distintas posibilidades que puedan dar lugar a la transformación o al recuperar el interés o mejorarlo. Sin cambiar la estructura general del reto en sí:

  1. Establecer tres etapas de cuatro/cinco post cada una con un descanso entre etapas de dos/tres semanas. De esta forma se recuperarían fuerzas para las siguientes.
  2. Volver a las puntuaciones negativas que eviten adocenamientos colectivos.
  3. Integrar los post en un mismo blog para mantener el anonimato de las publicaciones, aunque todos tenemos un estilo más o menos marcado.
  4. Establecimiento de tres categorías de premios, a los dos primeros y al mejor post, este último con votación final, dentro de los tres mejores de cada semana.
  5. Eliminación de la obligación de publicar todas las semanas con una penalidad correspondiente por no hacerlo.

Como ya ha comentado más de uno, el tema de las eliminaciones es un asunto muy delicado, ya que ninguno queremos dejar de pertenecer a este pequeño “club” que no nos está dando nada más que satisfacciones, pero sí sería necesaria una norma estricta de obligado cumplimiento.

domingo, 24 de abril de 2011

Gustos gastronómicos encontrados

Pertenecemos a un entorno al que nos gusta comer y beber bien, más que a un tonto una tiza y, afortunadamente a día de hoy, nos podemos permitir darnos algún que otro “homenaje”, aunque a veces llamemos homenaje más al hacer acto de presencia en el restaurante que en el verdadero disfrute de la jornada.

Sin embargo, existen numerosas ocasiones, como en todo, en las que los gustos de unos y otros chocan. Desde mi punto de vista, los homenajes gastronómicos de los que hablo deben realizarse de forma espaciada, para permitir a nuestro estómago -y la cartera- recuperarse del tembleque que le entra. Hay que permitir que el paladar y el estómago se recuperen y no pierdan el placer de la degustación, puesto que si se cae en la rutina de homenajearse continuamente, llega un momento en que se pueda llegar a acabar hastiado. Y de lo que se trata es de disfrutar del placer de la buena mesa, no de relatar nuestras aventuras gastronómicas, como si fueran muescas en la pistola.

En ocasiones se sufre de la intolerancia gastronómica. Suele ocurrir que en las jornadas que se organicen hay que aprovechar el conocimiento y la experiencia de otros para enriquecer la nuestra propia, pero aparece algún elemento discordante -ajeno o propio al grupo-, que hace uso de un cierto fundamentalismo, como cuenta el blog del marketing, donde impongan su criterio al de los demás, sin tener en cuenta que lo que puede ser bueno para uno no tiene por qué serlo para los demás.

También existe el defecto de pensar que los platos y vinos más caros son, por fuerza, los mejores, error de bulto que se comete continuamente a la hora de elegir el menú (ver nota 1), en vez de dejarse llevar por la apetencia del momento, alguno se deja llevar por la supuesta valoración calidad-precio.

(Nota 1: es de todos sabido que los precios también parece que van en consonancia con la longitud del nombre del plato, hay que hacer ingeniería lingüística para llamar un entrecot con guarnición, con veinte palabras, rico está, pero…)

Es necesario alternar los tipos de cocina, no todo debe ser “haute cocine”, porque quién no disfruta de un buen huevo frito casero. Alternar comidas caseras, tengamos o no la suerte de tener un/a buen/a cocinero/a a mano, enriquecerá nuestro disfrute de nuestro placer en la buena mesa al permitirnos descansar de tanto homenaje.

domingo, 17 de abril de 2011

El uso (útil) de las herramientas online

Hay cuatro tipos de información, formadas por la combinación del binomio utilidad-precio, la barata-útil, la barata-inútil, la cara-útil y, por último, la cara e inútil. Por norma, la información que hay en internet es barata y tendente a la inutilidad, aparte de excesiva.

Las aplicaciones que se tienen que utilizar son aquéllas que nos sirvan de algo, sin embargo, esta utilidad viene definida por el criterio del usuario más que por su utilidad en sí. Sólo es útil para el que sepa sacarle partido.

Desde mi desconocimiento del conjunto de aplicaciones que existen, al menos, tengo el conocimiento práctico de la experiencia en la participación en algún que otro programa online. El primero que viene a la cabeza es el archiconocido Facebook, los programas de mensajería interna, foros de golf. Aplicaciones dirigidas todas ellas al intercambio de información y al contacto interpersonal.

Todo este trasteo, me ha permitido sacar alguna que otra conclusión, entre las que apunto:

1) La pasión que tienen algunos por retransmitir su vida de forma pública y sin ningún tipo de pudor. Traduciendo, Facebook. El caso más común es que fulanito , en un momento de “debilidad” o aburrimiento total, en el que no sabe cómo distraer la única neurona útil que le quede libre, nos indica que el arroz que estaba cocinando se le ha quemado. Este sujeto se debe pensar que no podemos vivir sin sus “aventuras” culinarias.

2) Como decía antes, hay que usar la información que de verdad nos sirva y utilizar la aplicación oportuna. En muchos casos no son más que aceleradores de búsqueda o accesos directos a esa información, caso típico es la información meteorológica o del estado del tráfico.

3) Tener amistades virtuosas, aunque el fulanito de antes nos diga ahora que se acaba de pimplar un kilo de pan, otras veces este fulanito y algún que otro más, nos sirven de punto de contacto para acceder a nuevo conocimiento. Dado que la producción de la información alcanza volúmenes por encima de la capacidad humana para procesarla, no nos queda más remedio que establecernos nuestros propios filtros humanos, donde es fundamental nuestra credibilidad en el criterio ajeno, para poder discernir entre la información que nos es útil e inútil.

4) No a las amistades virtuales. Uno de los riesgos de tanto Messenger, facebooks y correos es que proliferan una cantidad de “amistades” virtuales que, a diferencia que las virtuosas, no suelen servir para nada. Salvo en situaciones de distancias insalvables es siempre necesario el contacto humano, lo demás son idioteces.

De todas formas, es necesario saber y estar al día de las aplicaciones, para no quedarse anquilosado, por mi parte me acabo de abrir una cuenta en Twitter.

domingo, 10 de abril de 2011

Enseñanzas de una tapa de inodoro

Hará ya unos seis meses entré a formar parte del selecto club de los Rompetapas. Del uso y de puro vieja se rompieron las bisagras, primero una y luego otra, y ahí he estado todo este tiempo con el dichoso asunto.

Lección 1. De cualquier cosa se saca una conclusión.

Y es totalmente cierto, siendo el excusado, un elemento fundamental de la vivienda, hay que ver hasta qué punto pueden llegar las cosas que hasta la tapa del inodoro nos pueda enseñar algo. Y no hablo de la cultura del cuarto de baño que algunos adquieren para jugar al Trivial.

Lección 2. La concepción que tenemos los hombres de la “decoración” de la casa es distinta que la de las mujeres.

Vivir medio año en esta situación no ha supuesto ningún quebradero de cabeza, salvo algún que otro deslizamiento peligroso, podría convivir, yo con mi tapa, una relación de lo más cordial. El concepto que tenemos algunos del mantenimiento del orden y limpieza suele ir más orientado a los efectos prácticos que a la estética.

Lección 3. La dejadez puede eternizar la solución de un problema.

Todos sabemos que, si se nos rompe una pieza del coche, por un decir, debemos tener en cuenta la marca, el modelo e, incluso, si es de gasolina o diesel. Sin embargo, alguno puede llegar a pensar que una tapa del inodoro, es algo así como ir a comprar pan, vas a la panadería y tan pancho. Este error nos surge como consecuencia de ver el inodoro como algo estándar, algo en que nadie repara en exceso, algo de uso común y sin demasiada importancia. Sin demasiada hasta que se nos rompe la tapa, claro.

El tomarme la resolución algo a la ligera, me ha conllevado una serie de errores o cagadas (nunca mejor dicho) que se hubieran podido evitar de un solo tirón si le hubiera puesto un poco de empeño. Resolver este problema me ha llevado, gracias a esos errores, a sumergirme en el mundo del saneamiento, porque parecía que me había embarcado en los trabajos de Hércules.

Lección 4. La información es fundamental para resolver un problema y debe ser completa.

En un primer caso, me fui con lo puesto y me metí la bisagra en el bolsillo para ir a comprarla. Primera cagada, ¿de qué marca es el inodoro?.

Segunda cagada, ya con la marca en la cabeza, semanas después, me meto en otro establecimiento y pido una tapa de la marca tal (desistí de comprar las piezas), “¿cuáles son las cotas?”.

Vuelta a empezar de nuevo, tomo las cotas de la cruz del inodoro (anchoxlargo) y la distancia entre las bisagras. Tercera cagada: “¿cuál es el contorno del inodoro?”

Ya, a la desesperada, me cojo el periódico, le arranco dos hojas, las ensamblo con celo y dibujo la forma. Ahí empezamos a comparar con distintas plantillas hasta dar con el modelito en cuestión, con posterior discusión del color de las bisagras y de la tapa.

Lección 5. El I+D sin financiación no sirve para nada.

En todo este trasteo he aprendido, como decía, una barbaridad sobre saneamientos, azulejos, griferías, mamparas, jacuzzis y demás productos, y he sacado la conclusión de que el boom inmobiliario ha favorecido el desarrollo de la industria hasta extremos de rozar el paroxismo. Se ha intentado cubrir todas las necesidades de los distintos clientes potenciales en exceso, desde los más tradicionales y sobrios hasta los más modernos y, por decir algo, originales. Con decir que he llegado a ver hasta una serie de azulejos de cantos rodados de colores sobre una base resinosa, creo que está dicho todo.

Lección 6. De vez en cuando hay que darse un capricho.

En mi caso particular, he resuelto el problema a lo “grande”, una tapa con bisagras cromadas con sistema antigolpeo, un pasote, vamos, empujas la tapa y se va cerrando sola, sin dar el molesto golpe final (sistema de resorte de frenada). Ahora bien, he estado unos días que no sabía si ponerme a ver la tele o ponerme a bajar y subir la tapa.

domingo, 3 de abril de 2011

Génesis de un reventón

Lunes. Énfasis. Recuerdo a una profesora de contabilidad y a otro individuo. Ambos tenían el defecto de poner mucha pasión a todo lo que decían y, al hablar, ponían excesivo énfasis con sus correspondientes “regalitos” para el personal. En el primer caso, no era plan el ir a clase con chubasquero y paraguas para evitar los sucesivos perdigonazos con que nos obsequiaban, durante dos horas, a los que estábamos en primera fila. En el segundo, tampoco era plan el saborear la comida masticada del individuo, por mucha dorada a la espalda que tuviera en su plato. Salía uno asqueado en ambos casos.

Martes. Sobones. Los españoles, por norma, son muy tocones, excesivamente tocones, diría yo. Muchos no disciernen lo que es el umbral de la intimidad ni cuándo cruzarlo. El tener que soportar toquecitos en el hombro del primero que se presenta, aunque sea para vender unos tornillos, actitud muy juvenil e inmadura. Si es que algunos aún no se han dado cuenta de que ya no son tan jóvenes y el soportar de algún comercial, por ejemplo, el toqueteo de confianza, mirad, se lo dejo a los chimpancés.

Miércoles. Rencores. No entiendo a los rencorosos, personas que se pasan la vida tomando buena nota de los supuestos agravios sufridos, que se pasan la vida esperando el momento para hacer uso de su poder y sacar la lista de la “compra” con el detalle de esos agravios. Por mucho que digan que la venganza se sirve fría, son ganas de perder el tiempo.

Jueves. Esnobismos culinarios. El afán que tienen algunos por dar la vuelta a la tortilla y el comer en platos cuadrados y, luego, soportar la clavada por pasar hambre y asesinar el apetito es algo que tampoco entenderé. Tanto nitrógeno aplicado a las comidas, tanta tontería puesta alrededor, tanto plato para tan poca cosa, donde esté la comida tradicional que se quite lo demás.

Viernes. Pseudoempresarios. Ir a cualquier comercio de provincia puede llegar a significar a que te traten como un imbécil. Empresarios más pendientes de tratar a los clientes como borregos con el fin de facturar rápido, olvidan el trato. Personalmente, huyo de todos los comercios que me hacen esperar, comercios que no te dejan echar un vistazo para contrastar sin acercarse a dar la lata y meter su cuña publicitaria. Otros empresarios tienen más puesta la mira en el beneficio que van a conseguir con su negocio antes de saber cómo gestionar un negocio, la cuenta de la lechera.

Sábado. Colas. Me revienta aguantar colas y evito, en la medida de lo posible, todas las aglomeraciones humanas habidas y por haber, lo que no quiere decir que se meta uno en un monasterio, simplemente ignoro la mentalidad de las grandes masas y su tendencia a meterse a la vez en los mismos sitios. ¿Nadie ha pensado que Carrefour abre de diez a diez y que a las tres hay menos gente? ¿Nadie sabe lo que es la salida escalonada en la Operación Salida?.

Domingo. Y al séptimo día... reventón.

domingo, 27 de marzo de 2011

Ya semos ahorradores (por R.D.)

Acabo de bajarme del coche. Llevo tres semanas cumpliendo la nueva normativa de circulación, prácticamente a rajatabla, y he pasado a tardar en hacer un trayecto de 220 km en media hora más. Sin haber sido nunca un corredor de rallies, veo que voy a terminar “Paseando a Miss Daisy”. Acabo de bajarme del coche y tengo un cabreo de tres pares de mocasines y es que de tanto ponerme en el lugar de nuestros gobernantes se me ha pegado hasta el estilo (como lo malo todo se pega…).

Bien sabemos todos de qué normativa estoy hablando, pero he intentado ver el lado positivo, resultando que ahora hago un rango de 50-80 km más con el mismo depósito. El Estado me obliga a ahorrar. Ahora bien, esta medida a corto plazo, no tiene en cuenta que, al tener menos desgaste, por mucho que digan los fabricantes, descenderán los gastos en mantenimiento de averías y las futuras ventas de vehículos, un puntazo de estos premios Nobel.

Esta medida tan discutida me trae otra medida de ahorro que se les ha ocurrido a estos lumbreras. Existe un chiste de un catalán moribundo en el que, con toda la familia reunida en el lecho de muerte, va preguntando si está cada uno de sus familiares, al ser cierto, pregunta que qué hace encendida la luz del cuarto de al lado. Como en ese chiste, aquí ha habido alguno que se ha dado cuenta que: “si tienes las luces encendidas, gastas luz, macho, entonces habrá que apagarlas, ¿no crees?”.

Y así todo. Habrá quien se pregunte que por qué no se les ocurrió antes lo evidente, pero es que, aparte de una crisis económica, estamos metidos en una crisis de sentido común e, intentando ver el lado positivo, parece que están empezando a darse cuenta. Es de matemática elemental que, si ingresas 4 y gastas 5, estás perdiendo 1. Desconozco cuándo se dieron cuenta y a qué estaban esperando para aplicar medidas.

Forzándonos a ver el lado positivo, esfuerzo agotador, si tienen que venir de fuera para decirnos que somos pobres, que sólo aparentamos y que hay que apretarse el cinturón, pues no nos quedará más remedio, por mucha vergüenza que nos pueda dar. A todos nos debería preocupar más el salir de la crisis que el quién nos saque de ella, independientemente del color y de las meteduras de pata. Primero arreglar el problema, luego ya veremos si depuramos responsabilidades. Aunque deberían aplicarse el cuento: “yo exijo, pero yo doy ejemplo”.

El inconveniente y la polémica vienen servidas porque muchas de las medidas vienen metidas con calzador y por mocasines. Unos dicen que a qué viene Papá Estado a decirnos en qué tenemos que gastarnos el dinero, a qué velocidad debemos ir y a fumar a la xxx calle (medida correcta esta última). Pero olvidamos que carecemos de la disciplina y la educación alemana, que si vemos un atajo, por ahí nos metemos, que si podemos defraudar a Hacienda, lo haremos. Y luego nos quejaremos de la siguiente medida aplicada por Real Decreto.

domingo, 20 de marzo de 2011

Una ironía a la inglesa

Ironía: Def. Burla fina y disimulada // Figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice.

Aclaración innecesaria esta introducción, casi igual que decir que una ironía a la inglesa es similar pero utilizando el idioma inglés para ello, valga la redundancia.

Esta introducción viene del tener que escribir esta semana en el reto-blogger el tema “Making the world better”, me imagino que, si no todos, sí casi todos van a plantear, con más o menos acierto, qué podríamos aportar para hacer un mundo mejor. Pero como “Domingo is different”, poco puedo participar en ideas o actitudes a mejorar el mundo a nivel global. Lo único que puedo hacer es mejorar “mi mundo” y la mejor forma es estar vivo, ole, ole y ole.

Normalmente, la utilización del inglés de forma irónica suele realizarse en un contexto de cierta confianza. De igual forma que en el castellano, se utiliza para llamar la atención o tirar una pequeña puya, por ejemplo, aquí en el reto tenemos a un par de participantes que se han ganado diversos apelativos…a pico y pala, se los han ganado. Para decir que hay uno que ya lleva el sambenito de ser Mr. Bold Letter y otro Mr. Copy&Paste…

En otras ocasiones, se llegan a utilizar el nombre directo o deformado de personajes o personalidades extranjeras, medio anglicanizándolas y utilizándolas con otro idioma añadido, por ejemplo, en el escenario político nacional existen muchos, aunque uno sobre todo, que podríamos llamarlo Cuenting Talantino.

Pero, volviendo al making the world better, existe una afición enquistada, tanto en la política como en el sector empresarial, una afición o una enfermedad que es la reunionitis, también existe la afición desmedida en las tertulias donde se alcanza cierto grado de “seriedad” donde todos tienen la solución a todos los problemas del mundo, estando casi todos enrocados en su idea primigenia, sin llegar a estar convencidos de que otros puedan tener más razón. Vemos continuamente casos y más casos de problemas que van surgiendo y como medida de choque es convocar una comisión de investigación, rodearse de un plantel de “asesores” en las más diversas tareas imaginadas y por imaginar, como los comisionados suelen tener dietas añadidas, así que encantados.

Reunirse, de siempre, debe ser una actividad marcada con una limitación de tiempo, una limitación de intervinientes y un tiempo prudencial, tanto a la hora de convocarla como, una vez finalizada, para sacar conclusiones individuales y madurar las posibles soluciones. Lo que vivimos continuamente es un viva la pepa, donde, sin sacar ninguna conclusión, ni una solución adecuada, es todo una interminable reunión. Reuniones que llamo, del making the world better, donde nadie sabe ni cómo ni por qué, siempre aparece la dichosa voz de la conciencia (¿o quiero decir inconsciencia?) del Cuenting Talantino del turno, con sus rimbombancias y buenas intenciones, casi todas inútiles. Lo que es necesario son soluciones y actuaciones, dejémonos de tanta tontería.

domingo, 13 de marzo de 2011

Generación PIN

Estamos llenos de códigos de usuarios y contraseñas. En las últimas fechas he tenido una serie de cambios en la telefonía móvil que me ha hecho memorizar nuevas claves, a las que hay que añadir las distintas tarjetas bancarias y las claves de acceso a las cuentas bancarias en internet, las cuentas de la intranet empresarial, las cuentas de correo y más claves y más códigos de usuario de variadas aplicaciones web. Resulta un tanto estresante, incómodo y bochornoso, sí.

Si no me falla la memoria, hay estudios que dicen que los chimpancés pueden recordar hasta diez números de cuatro dígitos, yo acabo de demostrar que, sólo algo, más evolucionado que el mono sí que estoy, otros, no sé, yo, sí.

Hemos pasado de ser la generación JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados, permitidme que ponga en duda lo de “sobradamente preparados”), a ser una generación MASP (lo mismo, pero Maduros) y la tendencia es a englobar a todos los que usamos distintos dispositivos electrónicos en una generación PIN, y acabaremos de los PINs hasta los cata…PINes.

Bromas aparte, lo que quiero decir es que, ante tanta clave, con el tiempo se deberá implantar un sistema de identificación personal electrónico y global (aunque exista actualmente el DNI electrónico, no es obligatorio) que facilite la gestión de tanta variedad, por ejemplo, asignación de número de móvil y una cuenta de correo vitalicia. Sé que puede, en parte, coartar la libertad de elegir y algunos dirán que El Gran Hermano nos acabará controlando la vida y vigilándonos las veinticuatro horas del día. No tiene por qué.

Partidario como soy de aplicar herramientas informáticas a cualquier situación del día a día, no sólo a nivel laboral propio, es una auténtica vergüenza ver cómo se desperdician medios y tiempo en el entorno de la Sanidad, de la Justicia y de todas las administraciones en general, cuando unificando sistemas y/o utilizando aplicaciones compatibles se puede llegar a ahorrar tiempo y mejorar la información.

Como botón de muestra, cierto día tuve que ir al médico a una pequeña infección ocular. De la mutua de accidentes me enviaron al oculista, teniendo que ir de un punto a otro con un papelito de ida y otro de vuelta. Si tuvieran un medio adecuado, ya sabría el oculista que iba a ir a pasar consulta y la mutua el diagnóstico en tiempo real. Se hubieran hecho las cosas una sola vez y sólo hubiera tenido que ir a la mutua a recoger la aprobación del diagnóstico y tratamiento. Pienso que si el historial médico estuviera centralizado, nadie tendría que soportar las preguntas de rigor, con su correspondiente ahorro de tiempo, sobre alergias y enfermedades padecidas. No digo que sea público el historial, pero sí que esté centralizado de tal forma que el médico que lo precise sólo tenga que recibir la autorización del paciente para consultarlo, con su correspondiente PIN, efectivamente.

Ejemplos como éstos hay a miles, la solución llegará con el tiempo ya que tienen que cambiar mucho las cosas y, sobre todo, las mentalidades. Hasta dentro de unas décadas no creo que sea una realidad lo que digo.

domingo, 6 de marzo de 2011

Nuestra carta desde donde llegamos

Querido yo mismo:

Te escribo desde donde llegué, porque sé que en la semana que te toca escribir el tema obligado de “A dónde vamos”, estás un poco confuso. Confusión que viene del imaginar que cualquiera que se ponga a leer los distintos post acumulados, tanto tuyos como del resto de los contrincantes del reto-blogger, va a pensar que se encuentra ante una panda de boabdiles (ver inciso 1) y de sesudos pensadores de transcendencias de pincharse y no salir sangre. Sabes que no es cierto, después de haberos conocido en las distintas quedadas que habéis organizado y organizaréis.

(Inciso 1. La leyenda del dicho de la madre de Boabdil no es del todo cierta, me comentaban hace poco que Boabdil lloraba, más que nada, de la pena que le daba ver a los piojosos y marranos que se iban a hacer cargo de Granada, siendo la cultura granadina del momento una de las más civilizadas de la época, mientras los cristianos, puercos ya de por sí, al haber realizado el sitio de Granada, apenas si conocían unas mínimas normas de higiene, es decir, que se habían ido de camping a lo bestia.)

A dónde vamos, es algo que no te puedo detallar, ya que sería como contar el argumento de un libro o de una película, se pierde el misterio. Sólo te puedo recordar algo que bien sabes: que todos los napoleones tienen su Waterloo (ver inciso 2) o, como se dice castizamente, cada cerdo tiene su San Martín, que viene más a cuento.

(Inciso 2. Napoleón fue uno de los mejores estrategas de la Historia, genio de la Artillería y su movilidad, “descubrió” que, si apuntaba a las tropas con un cañón, la bala hacía estragos, sin embargo, en Waterloo no pudo ver, no supo prever o su vanidad le impidió apreciar que el día anterior lloviera, dejando el campo de batalla impracticable para sus maniobras y, en vez de una retirada a tiempo, insistió en combatir, con el resultado consabido.)

Marcarse un objetivo a largo plazo tiene sus riesgos, lo principal es ir consiguiendo pequeñas victorias a corto plazo, ir avituallándose en previsión a contingencias futuras y aprovechar las pocas oportunidades que nos vayan surgiendo, para minimizar nuestros futuros Waterloos, que haber los habrá. No hagas planes imposibles que lo único que van a conseguir es amargarte la existencia, si los ves factibles, adelante, pero piensa que existen numerosos factores que no están de nuestra mano.

Pero, en el mientras tanto, se vayan o no consiguiendo esos mierdiobjetivos, ríe y haz reír, aunque muchas veces seas el motivo de risa (encima con lo poco que te gusta), porque, al menos, se ríen. Y sigue escribiendo tus tonterías, para tortura o placer de los tres babiones que te leen, de los chacales y chacalas que pierden el tiempo con tus escritos. Porque si algo es seguro, es que te seguirás encontrando a imbéciles e imbécilas (que parece que han sido fabricados en serie) que seguirán amargándote la comida o intentándolo, seguirán considerándote un ser raro, aún más de lo que eres, seguirán considerando tus realidades como idioteces, hasta que te dé la razón el tiempo. Déjales que lo intenten, pero rehúyelos.

En fin, mi queridísimo yo, a dónde vamos es, más o menos, como mejor podamos y sepamos, a donde nosotros queramos.

Un abrazo de,

Tu ego.

domingo, 27 de febrero de 2011

Un reducto del macho ibérico

En cierta ocasión me acerqué a unos grandes almacenes de recambios de automóviles. Ensimismado como iba, me planté en el mostrador, donde una serie de clientes estaban también esperando a que les atendieran. Entre el ir y el venir de los dependientes, se veía al propietario al teléfono, supongo que con un cliente, porque con el tono de amiguete con el que lo trataba era difícil de descifrar, hasta que soltó, de repente un: “…y te regalo un ambientador de coche que huele a… -órgano femenino que empieza por ch-“. En un primer momento, no le di importancia ya que seguía ensimismado, pero, para sacarme de dudas, porque parece que a su público del mostrador les hizo mucha gracia, lo volvió a repetir a los dos segundos, esta vez a un cliente que estaba a mi lado. Como nunca hay dos sin tres y, digo yo, con la intención que de saliera de dudas de una vez por todas, empezó a revolotear por toda la nave, dando gritos a diestro y siniestro con la descripción olorosa del dichoso ambientador. Casi que tuve que decirle: “entendido, alto y claro y… casi olido”.


Desde luego, pensé, a algunos parece que los utilizó Maslow, como ejemplares de su primer nivel de la Teoría de las Necesidades… sólo tienen la cabeza para pensar en el bebercio, el comercio y el sextercio, y, de ahí, no pasan.


Evidentemente, una vez realizado el encargo, ni se le ocurrió regalarme ningún tipo de esencia.

Uno no es que sea un mojigato y ya está acostumbrado a desayunar, comer y merendar, cinco días a la semana, con sapos, culebras y demás batracios e invertebrados y, en estos casos, suele hacerse el loco, casi en un estado de “ni siente, ni padece”, pero, en ese momento, creo que me quedé bizco y las dos cosas que se me vinieron a la cabeza fueron, “esto debe ser la segunda modernización de Andalucía, de la que tanto hablan” y “me encuentro en el último reducto del macho ibérico”. Todos los tópicos de las películas de Pajares y Esteso, las expresiones de machismo rancio y humor basto y soez, todo en el justo centro de Andalucía, animales de bellota, como dice Reverte, pero con wifi.

domingo, 20 de febrero de 2011

Para cuando me muera o así

Esta semana tratar de un tema tan peliagudo como “5 cosas que quiero hacer antes de morirme”, me ha planteado una seria duda, porque metido de lleno como estoy en el hiperrealismo, pensar y/o desear cosas para el futuro (independientemente de que me salga el de turno contándome que siempre hay que tener un “motor” que nos motive a movernos y pamplinas varias) soy más de actuar con realidades que con quimeras. Podría hablar de viajes: Nueva York, Londres, Córcega; podría hablar de lo me gustaría escribir un libro –risas al fondo-. De igual forma, podría tocar aspectos más íntimos, de mis objetivos laborales –como estoy voy que chuta-, de hipotéticas paternidades y perpetuación de la especie, de mis deseos y anhelos personales –qué dramático suena-, etc, podría, sí, si quisiera, que no quiero, porque de tan personales que pueden ser, no es momento ni lugar para exponerlos.

Pero lo que sí puedo contar es una serie de cosas que me están dando vuelta a la cabeza, cinco cosas que me gustaría llegar a hacer y estas son:

1) Para cuando me muera o así, aprenderé a ser un amo de casa. Aprenderé que la maleta ni se hace ni se deshace sola. Confieso que, para mí, la maleta es una parte más del mobiliario del salón, al estar continuamente moviéndome los fines de semana, un pensamiento lógico -¿quién no lo ha pensado?- ¿para qué voy a deshacer la maleta si lo puedo ir cogiendo a medida que lo necesite?. No me digáis que no es el súmmum de la actitud práctica.
Aprenderé que la limpieza del hogar se hace de forma periódica, no cuando tengas visita, pedazo de cabezón. Confieso también que mi especie y yo, homínidos urbanos salvajes, podemos vivir y desenvolvernos en un ambiente de pseudolimpieza, porque tenemos una táctica: cuando se limpia, nos movemos poco para manchar poco y que perdure el pedazo de trabajo que hayamos hecho –normalmente, ejem, pasar un trapo por encima de los muebles y si puede ser en el intermedio de House, mejón que mejón, que para eso están los intermedios.

2) Para cuando me muera o así, aprenderé a cocinar, que no tiene por qué estar reñido con el anterior punto, que no sólo de pan vive el hombre, ni de las comidas congeladas familiares (que sí, que en cuanto puedo arramblo una fiambrera con lentejas o cocido de casa, que sí), que a todos nos gusta hincar el diente, pero a la hora de mezclar ingredientes hay que saber algo más que encender el horno para hacer, por ejemplo, una urta al horno o hacer una tortilla de patatas –que me los veo venir. Y por muy homínidos que seamos algunos, no hemos vuelto tan atrás como para comernos la carne cruda, ni a cazarla por nuestros medios, aunque haya personajes que les gustaría volver a los tiempos en que la otra “caza” fuera más básica.

3) Para cuando me muera o así, estudiaré otra carrera, dudando entre Mecánica, Literatura y Derecho. La primera, porque es una espina que tengo clavada, la segunda, porque siempre me ha hecho compañía y, la tercera, como un complemento profesional. De esto hablaré la semana que viene, ya que, algunos no entienden que a otros nos pueda dar satisfacción personal el estudiar (y aprobar, por supuesto). Lo malo es que compaginar el estudio y el trabajo es algo excesivo y hay que disponer de una disciplina que, los homínidos como yo, no sabemos qué es, ya que practicamos el “sofaing”, debemos tener el gen de la laremvaguitis, que nos entra un vago en cuanto pasamos el umbral de nuestra casa…

4) Para cuando me muera o así, bajaré a 25 mi hándicap del golf, desde hace unos años llevo dándole a los palitos, no con toda la asiduidad recomendable. El golf es una metáfora de nuestra prehominidad, donde se sustituye la lanza por el palo, palo que no debe ser utilizado contra el compañero, por muy mal que nos caiga y nos esté dando por saco, donde la pieza a conseguir es meter la bola en un hoyo. Normalmente, el jugador medio, va como una bala en dirección al hoyo, para luego, como la vida misma, empezar a dar vueltas y más vueltas hasta que se decide a atinar y se consigue el objetivo.

5) Para cuando me muera o así, volveré a navegar a vela o aprenderé windsurfing, porque una de las cosas que quiero hacer es un velero-picnic, bordeando las costas de Cádiz, o las de Portugal, ir de Cádiz a Reus o circunnavegar una de las islas de las Baleares, salir de un playa y varar en otra, hacer turismo velero-gastronómico. Siempre he estado muy en contacto con la mar y no entiendo vivir lejos de la costa. Una pena que en Antequera no haya, porque sería perfecta.

domingo, 13 de febrero de 2011

Ecoeducación

Esta semana me he enterado, no por no saberlo, sino por la cifra concreta, que 2.400 millones de personas en el mundo no disponen ni de agua corriente ni de electricidad. Si es que no sabemos lo que vale un peine, nada más que cuando nos quedamos sin él.

Imaginaos el trastorno que nos supondría, en nuestro día a día, el tener que lavar a mano, no tener ningún aparato eléctrico o el iluminarse a la luz de las velas. Sí sé que, algunos, optan por un estilo de vida ermitaño y que, otros, hacen retiros más o menos “espirituales” (tonta ella, tonto él) en mitad del monte, pero, la gran mayoría, tenemos asumidas estas comodidades como algo cotidiano e imprescindible (y de obligada existencia, se podría decir).

Así que propuestas e iniciativas como "Vamos a cambiar el mundo", son del todo necesarias, porque hay que empezar por nosotros mismos y nuestro uso de la energía y la escasez de los recursos, para poder transmitir la idea. Para ello, la base está en la educación ecológica. En la educación de los menores y en la re-educación de los mayores. De igual forma que se educa a los niños para evitar que metan los deditos en diversos agujeritos (ver nota 1), lo mismo que se educa a los niños a no poner en práctica la ley de Boyle (ver nota 2), lo mismo, mismito, hay que educar a los niños a tener conciencia ecológica. Pero para ello debemos reeducarnos nosotros también, ya que no se puede enseñar sin saber de lo que se habla, por lo que hay que cambiar los hábitos en el hogar y en el trabajo.
(Nota 1: aunque algunos que peinan canas siguen con sus prospecciones, en fin…
Nota 2: Para el que no lo sepa, la ley de Boyle habla de la compresibilidad de un gas...)

Debemos perder un poco de tiempo para pensar dónde malgastamos papel, agua, energía y otros recursos, y para plantearnos unas normas y unos plazos en las que el cumplimiento sea factible, así como en la revisión de dichas normas y establecimiento de unas nuevas y unos nuevos objetivos. En el fondo no es más que aplicar una auditoría medioambiental a nuestra forma de vivir, consiguiendo, paralelamente, una reducción de costes tanto en la explotación de las empresas como de los hogares.

Ya sé que puede parecer algo utópico, que cómo se puede pretender que tanta gente se ponga de acuerdo, que no todos pueden ser tan metódicos como tú, Domingo, que todo lo mides, lo pesas, analizas y, luego, decides, pero, todo sería empezar por una serie de normas, por no decir un decálogo que podrían ser del tipo: en las energías, utilizar aparatos del tipo A, poner lavadoras en ciclo nocturno, no sobrecargar los frigoríficos, apagar luces y calefacciones en las habitaciones que no haya nadie, modificar los termostatos; en el papel, revisar los sistemas de calidad de las empresas y organismos para reducir el soporte papel apoyándose en soporte informático, el reciclaje selectivo en los hogares; y, en el agua, cerrar grifos abiertos innecesariamente en la higiene dental o el afeitado, reducir la frecuencia del uso del lavavajillas, etc., aunque siempre sin llegar a los extremos en que se nos huela sin estar presentes…

Como digo es algo utópico, aunque deseable, al realizar ese decálogo, se podría buscar un sistema similar al de la cadena de favores en las que los diez o quince contactos que sabemos nos harían algo de caso, hicieran de forma similar o se concienciaran. Porque muchos pocos hacen un mucho.

domingo, 6 de febrero de 2011

Tortilla de patatas

Esta semana toca hablar de un plato, de comer, no de qué se piensa de la comida. Podría hablar de los platos con nombre de libro, que se piensan que cuanto más largo el nombre más rico, pero lo único que consiguen es que sean más caros, de los platos deconstruidos, cuya intención, en vez de dar de comer, es de quitar el hambre, de dar de descomer, pero no, aquí a lo básico, un plato que nos ha dado siempre mucho juego y es la tortilla de patatas.
Los ingredientes son por todos conocidos, patatas, huevo, sal, aceite y cebolla, si se quiere, resultado: tortilla de patatas.
Luego hay tortillas y tortillas, la tortilla excursionista o dominguera, que siempre acaba sabiendo a fiambrera; la tortilla milagrera, que convierte el pan en chicle, aparte de habernos producido el efecto resucitante en mitad en los carnavales y otras fiestas; la tortilla de gasolinera, similar a la del supermercado, que es cualquier cosa menos tortilla; la tortilla gitana, lo que se inventan algunos echando todos los restos habidos y por haber de comidas anteriores; la mejor tortilla es la que nos hacen en casa, que yo sepa, nadie dice que su madre cocina mal, es más, como en casa no se come en ningún lado, así que la tortilla que prefiero, es la de casa.
Lugar aparte, me comentaban el otro día que existe el sorbete de tortilla (lo que no inventen...), la nueva cocina con tanto rizar el rizo, ya no sabe qué hacer, pero habrá gente pa tó, aunque ya son ganas de salirse del tiesto.
Para finalizar, uno de los misterios a resolver es que, con lo sencillo que parece hacer una tortilla, nadie la hace igual. Parece que cada uno la hace como es, así como yo (como este texto), la hago sosa, seca, pero contundente.

domingo, 30 de enero de 2011

Cartas

Hoy en día, que están tan difundidas las redes sociales con los Twitter, Facebook, Tuenti, Linkedin y todo lo que haya y vaya a salir, que saldrá, porque hay algunos que les encanta retransmitir el last minute del bocadillo que se están comiendo, me encontraba el otro día pensando en la poca costumbre que hay ahora de utilizar el correo postal, el carteo, la correspondencia de toda la vida.

Nuestra generación, creo, ha sido la que ha vivido el nacimiento de internet y la telefonía móvil, como fenómeno de uso habitual y apenas ha tenido la oportunidad de utilizar la correspondencia, porque, hay que reconocerlo, somos bastante vaguetes. Y es una pena.

Es una pena, digo, porque todos tenemos un cajón, una caja de zapatos, unos archivadores o donde sea que guardemos los más variopintos objetos que se van acumulando con los años. Objetos a los que se tienen un especial aprecio, pero de nula utilidad práctica. Un mechero gastado, un carnet de biblioteca caducado, carnets del colegio, llaveros, puros de bodas resecos, tarjetas de visita, entradas de cine, del metro, del autobús, de un concierto, cierta camisa, cierto jersey que se cae a trozos de puro viejo y, entre todos ellos, las fotos y las cartas que hayamos recibido.

Con la inmediatez que nos da internet, hemos perdido el valor de la palabra manuscrita. El valor de acumular una serie de objetos que, en este caso las cartas, son, en verdad, un tiempo que alguien ha dedicado a preocuparse por nosotros, aunque sea para decirnos “ahí te quedas, guapo”, aunque sea para reprocharnos un comportamiento o haber tenido una discusión sin tener razón, aunque sea para felicitarnos por haber conseguido algo que tanto esfuerzo nos ha podido costar, aunque sea para contarnos cómo están las cosas en la familia.

Las cartas, se convierten, así, en otros objetos que se añaden a nuestra colección y, con el tiempo, sé que tienen el poder de retrotraer a algunos a sus nostalgias y a sus recuerdos. ¿Es o no una pena haberlo perdido? ¿Es o no una pena no utilizarlo?

Como dicen en mi casa: “Domingo, parece mentira, pero (muy, muy, muy, pero que muy) en el fondo, eres un sentimental”. Yo, solamente, sonrío y callo.

domingo, 23 de enero de 2011

Marcas que me marcaron

Puede parecer incoherente, pero, después de pensarlo largamente, no me considero marquista, ni gran consumidor de marcas concretas, aún a pesar de que alguno me comente que siempre he ido hecho un pimpollo. Obligado por las circunstancias del reto-blogger, me veo en el dilema de ponerme a pensar si alguna vez ha existido alguna marca que me haya influido. Rememorando las teorías de los clientes potenciales, conmigo las campañas de merchandising no tienen nada que hacer, no me atraen los productos innovadores al no generarme una necesidad nueva.

Mentiría si dijera que no he tenido influencias y también mentiría que me han influido algo, aunque pienso que estas influencias pueden ser algo más que meramente materiales, así que pensando en lo que ahora mismo tengo y en lo que he o no he tenido estas son, generalizando:
  • Marcas que me definen como consumidor: Opel y Rayban. Con Opel llevamos ya un cuarto de siglo teniendo todos los coches en mi familia. Al tener que usar continuamente el coche, lo único que se va pidiendo es que responda (que ande, dicho en cristiano, dentro de unas medidas adecuadas de seguridad), sin generar demasiados costes de mantenimiento, ni caer en las tiranías que conlleva el poseer un coche de los de lujo (audis y bemeuves, sin llegar a los extremos de Lexus ni Jaguar, ¡ay, quien tuviera un Jaguar!), donde el tener que estar preocupado de donde se deja aparcado, el seguro y el mantenimiento, me supondría un quebradero continuo de cabeza que no se merece el mierdacoche. En el caso de las Rayban, ahí sí pido calidad, no he tenido otras de mejor cristales y siempre duran. En resumen, lo que uno va pidiendo a las cosas del vestir y del día a día es calidad y durabilidad, pero nunca hipotecado al chantaje de la marca, encima que no me gusta la moda y, mucho menos, ir de compras.
  • Marcas que no tuve y que me marcaron: Hace poco, en las fechas de Reyes, hablando de los regalos tenidos en la infancia, surgió el tema del tan ansiado y nunca recibido excalectric, el spectrum y las consolas. En el caso del excalectric entre que, al principio, no tenía sitio donde ponerlo y, después, no les dio la real gana a mis padres, acabé quedándome sin ello. De forma similar ocurrió con las consolas con la excusa de que “no te van a dejar estudiar”, en fin… excusas. Aunque no me arrepiento de no haberlas tenido, estas cosas puede que sí hayan tenido el poder de enseñar, en parte, que no por tener de todo se va a tener una vida más completa. Años más tarde me faltó tiempo para comprar la consola y no una, sino dos, la tercera ya caerá dentro de poco, menudo trauma. Pienso que, hace años, se valoraba mucho más el tener algo y el esfuerzo de conseguirlo. Hoy en día, da la sensación de que todo está al alcance de nuestra mano, y todo lo que fácil viene, fácil se va.
  • Finalmente, reconozco que sí ha habido una marca que ha influido e influye todavía poderosamente en mi vida. Una marca con la que he tenido alegrías y pesares. Una marca con la que he disfrutado de la vida, del ocio, del estudio, de la amistad. Una marca que me relaja. Una marca que me da disfrute gastronómico. Una marca que se vive. Una marca que recomiendo a todos. Una marca que es aconsejable disfrutar paulatinamente, aunque con prisas también se puede. Una marca, en fin, más que marca una denominación de origen, como lo puede ser el Rioja. Una marca todo lo importante como puede ser una provincia. Y esta marca de la que hablo es Cádiz. Cádiz y sus playas.

domingo, 16 de enero de 2011

La Teoría de las Tres Erres (o a dónde hemos llegado)

Sócrates decía: “conócete a ti mismo”, cita tan rotunda, lejos de intentar entablar una discusión filosófica, viene a colación debido a la proliferación, en nuestro entorno habitual y de unos años a esta parte, de más filósofos que pelos tengo en la cabeza (afortunadamente todavía, claro) que están todo el santo día en busca de sus "sentidos de la vida", que dejan a filosofillos de tres al cuarto como Kant, Kierkegaard o Platón como simples pardillos.

Sí, que tire la primera piedra, etc, etc, ya sé que, igual, yo no sea el más indicado para dar ejemplo, pero sé, y todos estaréis de acuerdo, que todos conocemos a alguien que, valiente manía la suya, nos suelta en cuanto puede su retahíla de "pensamientos", (impuros normalmente, pero no es de lo que estoy hablando, oyesss) de sus "plofundidades" filosóficas, me cago en la mar salada.

Aún haciendo oficio de psicología barata y generalista, podemos diferenciar, en nuestro entorno de los tatantos, en dos grandes corrientes básicas: los evolucionistas y los estancados, habiendo, dentro de esta última, otra subcorriente de nihilistas a quienes todo les da igual y... a mí qué me importa.

Evolucionistas son aquellos que van a la par de los años que se tienen, aunque siempre hay alguno que esgrime la excusa de la vuelta a la infancia porque le ha comprado una megaconsola a su hijo de un año. Evolucionistas son aquellos que, ateniéndose a ciertos cánones sociales o no, no se les ha ocurrido otra que entrar en la onda de la paternidad o están en camino de serlo, aspecto muy valorable y digno, siempre que se mantengan las formas, porque hay cada uno que va a la playa en plan monachita con su cría que no los sueltan ni para ca...minar y nos hacen pensar que tantos miles de años de evolución del homo sapiens sapiens se han cargado de un plumazo. Pero, lo dicho, son casos aparte, para evolucionar no hay ninguna regla definida de situación civil, ni, moderno yo, ser o no ser single, simplemente debe ser un estado mental de ir acorde con la edad que se va teniendo, unos con sus ventajas y sus inconvenientes, porque todo llega.

En cuanto a los estancados, hay ejemplos para salir por patas, porque son una amenaza sanitaria, debido a que, en cuanto se les da carrete, nos machacan con sus filias y sus fobias, llegando a causar, con sus cantilenas repetitivas, casos severos de espasmos colectivos y pérdida de atención, que merecen estar en los anales de tortura china. De los dignos de estudio nos podemos encontrar al obsesionado, no necesariamente con el sexo, sino con la convivencia hombre-mujer, que suele provocar, pérdida de atención, más que nada en el colectivo masculino. Otro ejemplo es aquél a quien no le deja dormir la relación paterno-filial (normalmente no lo dicen así, pero bueno) al que habría que decirle que todo agricultor antes de pensar en la cosecha "nesesita" un "huertesillo" guapo... Luego está el de más allá, nihilista él, a quien todo le da igual, o sólo se preocupa de su trabajo, si es que tiene, su deporte, si es que hace, o cualquier otra afición lúdico-festiva, solución manida para ocultar o no afrontar de cara otras necesidades u obligaciones para consigo mismo, a veces se da el caso que es que entoavía no se ha enterao de qué va la historia. Este último ejemplo, tiene una variante de estar, metafóricamente, girando sobre su eje sin decidirse hacia dónde virar.

De los estancados destacan, de forma general, tres tipos de comportamientos, mi teoría de las tres erres, la RRR, aplicable aunque se vaya hablar en masculino, también para las mujeres. Voy a utilizar un lenguaje llano para que todo el mundo lo comprenda.

Todo hombre, como nadie nace sabiendo, es un pringado con todas las letras, un ser inseguro que va formándose como persona con los años, al llegar a cierta edad, deja de ser un pringado, para convertirse en un Ricky, chavalín que acaba de salir del cascarón, es decir, es un pringadísimo o PT (pringado total).

En estas está, y, mientras va pasando el tiempo, sigue formándose (o deteriorándose) a nivel humano, intelectual, físico, etc, hasta que llega un momento en su vida en que hay algo que le hace espabilarse, abre los ojos a la vida, como se dice cursimente, para cada uno hay uno o más distintos desencadenantes, no sólo el que muchos están pensando, en fin, sea lo que sea lo que le haya ocurrido, nuestro Ricky se convierte en un Rocky, un ser que va pisando fuerte, con seguridad, normalmente excesiva, un ser a quien no hay quien le tosa, y Rocky encantado de la vida, hasta llegar al nivel MACQUO (más chulo que un ocho), y como toda la chulería se acaba pagando, algo más le tiene que ocurrir al MACQUO, evidentemente.

Sí, algo le ocurre a nuestro Rocky, y, sin quererlo ni comerlo, se nos convierte en un Rossi, un ser de sensibilidad extrema, con unos altibajos emocionales dignos de telenovela, un ser con la sensibilidad a flor de piel, un ser a quien la sensibilidad le hace llegar al nivel ET (empalagoso total).

Ahora bien, la duración de cada estado en las tres erres es relativo (algún cambio de estado puede durar microsegundos), así como la alternancia, repetitividad y convivencia Ricky a Rocky, de Ricky a Rossi, y demás duos y tríadas. Nuestro personaje, en su evolución humana, llegará a un nivel en que convivan las tres erres, que es el momento en que pasa a la categoría de evolucionista, ahora bien, el problema radicará en la proporción de las erres, siendo lo ideal el equilibrio.

A toda esta historia se llama, ya en serio, el desarrollo de la personalidad y la llegada de la madurez, siendo variable ya, las proporciones que cada uno vaya dosificando de sus Rickies, Rockies y Rossies.

Porque todo llegará o casi, así que tranquilos.