domingo, 14 de marzo de 2010

Cómo empezar a montar un huerto urbano

Querido amigo:

Del comentario del otro día en que me decías algo de ponerte a cultivar en tu adosado, se me ha venido a la cabeza unos cuantos temas que te puedan interesar. No he mirado nada para documentarme, así que seguro que sabrás a estas alturas más del tema que yo, pero ahí te dejo unos cuantos consejos que, por redundantes, mucha gente deja de hacerlos, y se ponen a hacer las cosas cual vivalapepa, como quien dice.

Ya sabes que es de todos conocido que desde la época de la Revolución Industrial, el hombre ha ido abandonando las labores agrícolas para irse en busca de trabajo en los grandes centros industriales. Uno de los motivos fue también la mejora de los medios de trabajo en el campo, mediante la introducción de maquinaria que sustituía al hombre. Uno de los indicadores de la evolución de un país también se utiliza el porcentaje de población que realiza tareas agrícolas.

Como comprenderás el hombre ha huido del campo y ahora se queja de que los productos agrícolas sufren un incremento de precio en la cadena de valor, que no tiene que ver con los costes de producción. Pues bien, tras siglos de huída, ahora parece ser que se ha puesto de moda traerse el campo a la ciudad. Lo que no inventen… Aunque hay que reconocer cierta lógica en el tema.

Por un lado, está el clásico hobbie de ponerse un macetero en el balcón, si es que se tiene balcón y no hay elementos disconformes en la misma vivienda. Ya, si se tiene la fortuna (nunca mejor dicho) de disponer unos metros de terreno en la ciudad o, que es lo que se lleva ahora, el adosado de la urbanización de las afueras, se podría poner un huertecillo guapo para presumir en las cenas de amigos que “el tomate es mío”, aún corriendo el riesgo de que el resto de los invitados piensen algo así como “éste nos va a cobrar la cena y se queda con lo más barato, joeeer, el Protos lo pago yo, ¡seguro!...”.

Por otro lado, desde una postura más seria de aprovechamiento de recursos comunes en un edificio o zonas verdes de la ciudad, para la distracción de mayores y no tan mayores, con la que se puede intentar conseguir una mejora del ambiente respirable, antes de echar los correspondientes abonos y demás fertilizantes, claro.

Considerando, independientemente del tamaño del huerto, desde el punto de vista productivo, siempre que te vayas a plantear hacer algo similar, ya sabes que hay que plantearse tres preguntas: ¿Qué?, ¿Cómo? y ¿Con qué?. Aún corriendo el riesgo de convertir un supuesto “placer”, “placer” que no entiendo, en una rutina, hay que intentar organizarse un poco:
1) ¿Qué? y ¿Cómo?, ahí te lo dejo a tu decisión, pero para empezar deberías empezar con algo sencillo, nada de coles de Bruselas, primero que no te las vas a comer ni loco y algo que no requiera mucho cuidado, lo ideal son patatas, jejeje. Para éllo no estaría de más que te documentaras sobre los períodos de siembra y cosecha, es decir, el conocimiento del producto.
2) ¿Con qué? Una vez adquirido ese conocimiento, que mañana lo llamarás know-how, por chulear un poco, llega el momento de la inversión y el trabajo en sí, que si tienes que comprar la semilla, que si tienes que hacer la preparación previa del terreno, plantear qué herramientas a utilizar, establecer los plazos y los cuidados. También deberás observar el tema de las instalaciones y alguna cosa más. Tendrás que establecer todo el mecanismo para una óptima utilización de los recursos, aparte de asegurarte de que sean los necesarios.

Espero que te sirva, esto que te pongo, como para plantearte el inicio de ese huerto organizadamente.

Un abrazo

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