Las perras, cuando tienen una camada, al principio se
comportan de una manera muy celosa y vigilante durante el primer mes, pero, en cuanto
crecen un poco los cachorros, comienzan a cansarse de la insistencia de los
mamones, porque ya se acaba la leche materna y les han empezado a salir los
dientes. Termina la perra de sus cachorros hasta las narices, en este caso,
hasta el hocico.
Como la perra en el último momento, estamos todos hasta las
mismísimas de los políticos que se comportan como cachorrillos eternos e
insaciables, cuyo objetivo en la vida, la de los cachorrillos, gira en torno a
mamar de la ubre, importándoles poco o nada otra cosa diferente. Y todos
nosotros, a los que maman los llamamos… Pues eso.
(Tema aparte es que se asocie a los cachorros como unas
criaturas graciosas e inocentes, nadie se imagina tener a un político como
mascota, de tal forma que la campaña de “Él nunca lo haría” se convertiría en “Hazlo,
hazlo con saña”).
Y como todos los que maman no nos inspiran la más mínima
confianza y es mejor dárselo mascadito, no se nos vayan a lastimar sus encías
sólo aptas para tareas succionantes, vamos a intentar proponer algunas ideas,
para, iluso de mí, si alguno se puede sentir aludido y, lo más importante, que
se ponga por la labor
.
Ya está bien de tanto ver el problema de la crisis, ya está bien
de que cada tertulia se convierta en una “reunión de sabios”, donde es común
que se llegue, en la mayoría de las ocasiones, a la misma conclusión: que los
políticos no ponen de su parte o sólo una ínfima y (ya en los postres con la
copa o alguna más) que se caldee el ambiente y vaya acompañado de flores
varias, epítetos (des)calificativos y rememoraciones de árboles genealógicos.
Aun así, sabemos que las soluciones que a todos se nos llena
la boca no son ni rápidas, ni fáciles, pero sí muy gravosas (para los de
siempre) y, como no están en nuestras manos, casi mejor ni preocuparse en
plantearlas. A ver si no de qué nos va a servir decir que se recorten
privilegios, embajadas o televisiones públicas, si sabemos que los sueños nunca
se cumplen, es más fácil que se cumplan las pesadillas.
Olvidemos, por un momento, a estos seres y veamos qué se
puede hacer por las consecuencias más graves del problema y que son: los
desahucios y el pasar hambre (aparte del desempleo).
Cuando uno ve los dramas de los desahucios y todas las
personas en los corredores sociales, no puede evitar pensar en la insistencia
de la gente en vivir en las ciudades, como si vivir en una ciudad fuera lo mejor
del mundo y piensa que por qué no se intenta revertir de tanto urbanita y
proponer volver a repoblar los cientos de pueblos fantasmas con planes de apoyo
sociales, con planes de cultivo y autoabastecimiento y con algunas cosas más
que puedan añadir mentes más preparadas que la mía. Sé también que tiene sus
inconvenientes, como puede ser convertir esos pueblos en pequeños guetos de
personas non gratas, pero no hay solución perfecta.
De la misma manera, podría plantear por qué no se pide una
prestación a los parados, si somos tan europeos para unas cosas, que por mucho
que digan que se pueda utilizar como sustitución de un empleado en plenas
condiciones por otro camuflado en prestación social. Cierto que lo habría, pero
también existen bastantes ejemplos, en el ámbito rural, que qué van a sustituir
si nadie lo hace. Hablamos de limpieza de cunetas, hablamos de limpieza de
monte bajo. ¿Nadie ve las ventajas de esa prestación? Un trabajo al aire libre,
ejercicio, mente ocupada, sinónimo de salud (con la reducción potencial de
servicios sanitarios por depresiones, sedentarismos y otras que se puedan dar).
Sé que es una utopía, pero por intentar encontrar soluciones
que no quede, que lamentos ya ha habido muchos.
Pero lo verdaderamente utópico, es el llegar a ver que los
políticos españoles, sean de la cuerda que sean, aúnan sus esfuerzos para
mejorar la situación y se olviden de que sus votantes no vayan a votarles y les
boten de sus mamandurrias por verles hacer piña con los políticos del color
contrario.
Si es que lo único que tenemos claro, lo único que sabemos
todos de las soluciones rurales, lo que de verdad sabemos es que nuestros
políticos son muy de pueblo, muy rurales, o sea, unos catetos.
La idea es buena Domingo, pero alguno a partir de ahora te puede llamar "El Sánchez Gordillo de Antequera." jeje. Esta bien que al menos des demás de posibles soluciones. Algo que otros ni harían. JL
ResponderEliminarEs posible que los que tenemos una huerta en el pueblo, el día que tengamos que echar mano de ella, la veamos llena de ocupas rurales, y entonces mos metamos las escrituras por el culo...
ResponderEliminarEres un visionario, Domingo. En el futuro habrá tortas por un trozo de tierra.