Aquí estoy, de nuevo, en mi particular prueba de vida
mensual, en este secuestro en el que se ha convertido escribir un post sobre el
escribir un libro, en el presupuesto de que lo llegue a escribir. De tal manera
se ha convertido en una prueba de vida en el que todo aquél que siente la más
remota curiosidad por saber de mí, curiosea a ver qué cuento cuenta el contador
de cuentos, por no decir el cuentista.
Hablando del libro, alguno e, incluso, yo mismo ya estamos empezando
a decir que mucha monserga y mucha pamplina, pero ni una simple letra, ni un
mero bosquejo y ni un simple esquema he llegado a desarrollar, aunque pensar en
ello lo he hecho mucho, que quede claro. Por autoestima no será, bien
alimentada la tengo, que sé que lo voy a escribir, lo que no sé es a qué estoy
esperando, porque lo que es la inspiración no llega por ningún lado y mis musas
se han tomado vacaciones indefinidas, pero ya va siendo hora de que deje de
marear la perdiz a unos y a otras.
Lamentable o afortunadamente, según se mire, no he hecho
nada más que pensar, de la misma manera que cuando me voy a poner a escribir un
post, ni escribo ideas previas, ni nada, sólo pienso y pienso y pienso. ¿Y qué
se me pasa por la cabeza en esos momentos breves? Pues detalles que puedo
poner, alguna frase medio trabajada y el contexto en el que lo voy a exponer,
pero en absoluto hago anotaciones previas, son ideas que puede que lleguen a
plasmarse o, lo más fácil, que se pierdan en el olvido del sueño.
En el fondo, lo que suele motivarme a escribir un post, este
mismo por ejemplo, es encontrarme con el agua al cuello y la próxima expiración
del plazo (hoy a las 23:59:59) y de la misma manera me encontraré con el libro,
el tiempo, que no perdona, pero heridas cura (mira que me gusta el Time heals
every wound) me obligará a sentarme, para no hacer el ridículo más escandaloso que
me pueda imaginar. Por eso nunca me ha gustado difundir mis proyectos, porque
desde el mismo momento en que abro la boca, desde ese mismo instante empiezan a
diluirse todas las energías y buenas predisposiciones que haya podido acumular
hasta el instante previo de abrir mi hermosa boquita.
De todas formas, esta motivación forzada por la más que posible
finalización del plazo (llevo medio año y me queda la otra mitad), no es del
todo mala aunque sí un pelín improvisada.
Para no quedar del todo mal, ya tengo las dedicatorias o, al
menos, sí estoy dándole vueltas. Y es que el mundo de la dedicatoria no es
fácil, no. La dedicatoria puede llegar a ser más complicada que el mayor logro
que se pueda conseguir, porque, mientras se está en ello, suele primar el
esfuerzo personal y la dedicación de propios y ajenos, pero ¡ay, como se
consiga!, en ese momento, empieza uno a plantearse a quién agradecer y a
quienes no.
Lo primero que puede plantear alguno suelen ser las
dedicatorias clásicas, a la familia, a la pareja o al amigo del alma, también a
todos los que participaron en el proyecto. Suelen ser dedicatorias que pasan al
olvido por comunes. Luego todos recordamos el santoral castellano-manchego de
Almodóvar, un gesto de genialidad, según algunos, y originalidad, según casi
todos, que ha hecho que no se olvide. En el polo opuesto de Almodóvar podríamos
poner a Fernando Trueba, con su reconocimiento de agnosticismo y su creencia en
Mr. Wilder, dedicatoria un tanto fuera de contexto por exceso de pomposidad en
un entorno no del todo claro de ser entendido. El que busque que le recuerden por
la dedicatoria (aparte de por el logro, evidentemente) debería situarse en el
escenario donde se vaya a exponer y ser claras de entender.
Pero todo lo dicho, no debe ofuscar el objetivo prioritario
de la dedicatoria, si uno lo dedica, es para que el receptor de la misma sepa
apreciar el gesto hacia él, independientemente de que el resto de los que le
rodeen lo olviden al momento, ya que quienes no lo olvidarán serán aquéllos a
quienes vaya dirigido.
Dedicado a todos aquéllos que dedican cinco minutos de su
vida a leer mis escritos y dedicado, especialmente, a Chacal y a El Emigrante, seguidores confesos.
Estimado Sr Domingo.... Me deja sin palabras. Sepa usted que he leído Su post de hoy en mi smartphoe y, desde ahi, le escribo este agradecimiento, que no comentario.
ResponderEliminarValgan estas líneas como agradecimiento a su derogatoria y le transmito mi mayor sentimiento de complicidad...
Hoy le perdono el comentario a su blog.
Att. Su seguidor CHACAL.